Ni lo micro ni lo macro

- ASUNTOS DE FONDO

Ni lo micro ni lo macro
Ni lo micro ni lo macro

El estrechamiento del bolsillo es palpable para millones de connacionales, en un contexto en que “la macro no sana”, en lugar de estar sana. A la corrosión del bolsillo que padecen millones de prójimos, ahora se le suman exhortos locales y externos. Un repaso de ambos y del panorama parecido al de unos años atrás, a continuación.


#RumboEnDuda

F.P.

A poco de llegar al tramo inicial del mes de diciembre, los interrogantes sobre los “logros” de la gestión violeta se extienden tanto a la microeconomía como hacia la macroeconomía. En cuanto al bolsillo, las advertencias de acá y de allá indican que continúa la corrosión en el poder de compra mientras en el plano macro las dudas crecen sobre la sostenibilidad del esquema mileidiano, el declamado ´equilibrio fiscal´ y los niveles de desempleo y subempleo.

Más allá de lo ostensible que se han vuelto los increíbles informes mensuales de la patota del INDEC sobre inflación, el próximo 11 de diciembre se difundirá el indicador de noviembre. Posiblemente haya una suba, pero fue aún más “inquietante el panorama de la consulta LCG”, alertó en X el analista Pablo Wende, ya que “en las últimas cuatro semanas la inflación de alimentos y bebidas punta a punta volvió a 4% después de seis meses”.

Por su parte, el economista y flamante diputado nacional Guillermo Michel cuestionó el empecinamiento de Balcarce 50 por importar “pechugas de pollo, naranjas, leche”. Con lo cual “se pierden puestos de trabajo y los precios en las góndolas no bajan, es absurdo”.

En el aspecto macroeconómico, el panorama tiende a empardarse con lo anterior. En la víspera, el Fondo Monetario Internacional se sumó -en un escalón más alto- a los exhortos de acumular reservas en el Banco Central criollo, a fin de darle sostenibilidad al rumbo económico [NdR: cumplir con los pagos a Washington, desde su punto de vista].

A lo que se adicionó un informe de la consultora 1816, detallando que las reservas netas están en -17.235 millones de dólares. En un contexto en que el ministro Luis Caputo (Economía) y el presidente Javier Milei se mantienen refractarios a esta adquisición, hasta tanto la macroeconomía empiece a dar señales de pintar floreciente. 


Pedido de tiempo muerto


En la versión oficialista, la meta parece ser la baja en el riesgo país por debajo de los 500 puntos. Una señal que habilitaría el regreso del país al mercado internacional de crédito, el arribo de inversiones extranjeras y la felicidad general entrando por el umbral de Ezeiza.

Exceptuando la jocosidad circundante en el equipo gubernamental, son más quiénes descreen de ese cuentito de los Hermanos Grimm. “Se habló de nuevo bono, repo y deuda por educación”, advirtió este jueves en Ámbito Financiero el economista Gabriel Bagattini. “Suena bien, pero hay que decirlo sin vueltas: nadie vuelve al crédito externo por un título periodístico. Mucho menos un país que la última vez que volvió, en 2016, terminó en default tres años después”.

Al igual que muchos de sus colegas, Bagattini evalúa variables tangibles (en lugar de guiarse por el entusiasmo violeta) y que cuentan, como “el riesgo país sigue arriba, las reservas netas son débiles y la demanda genuina externa todavía no existe”. Más bien, el nuestro sigue siendo “un país que tiene más historia de ruptura que de cumplimiento. Y eso no lo arregla un anuncio”, por lo cual la idea de volver al mercado de crédito asoma como “intención prematura, no un regreso”.

La última vez que la economía criolla tuvo canilla abierta al mercado financiero internacional y la usó fue en abril de 2016, a poco de iniciarse la gestión macriana. Aquella gestión lo hizo, mediante la colocación de títulos soberanos por u$s 16.000 millones cuando el riesgo país se situaba en ese momento en 450 puntos básicos.

Esa llovizna de dólares le franqueó al macrismo una pasajera simpatía del electorado, ganó -por poco margen- las legislativas 2017 y se esperanzó en que el mundo era suyo, el peronismo no volvía más y cosas por el estilo. Al año siguiente, en 2018, la deuda externa bruta había aumentado hasta los u$s 277.921 millones, valga la redundancia (de u$s 157.792 millones al llegar al poder). Luego vino el cierre de ese grifo, el acuerdo con el FMI y la debacle electoral, en 2019.

En la semana que se va, justamente Milei cuestionó a la gestión Macri por la toma de deuda por u$s 60.000 millones. Su gestión asimila como kriptonita la comparación del momento actual con el perigeo macrista. Sin embargo, en primera fila y al frente de Yrigoyen 250 -sede de Economía- tiene al mismo funcionario. Luis Caputo, el Messi del Fiado.  


NdR, 5 de diciembre de 2025. 

Este artículo está optimizado para dispositivos móviles.
Leer Versión Completa