#SinClimaElectoral
F.P.
En medio del empacho de saenzismo que pinta el panorama para el 11M en jornada cívica con voto electrónico -valga la redundancia- enternece la falta de ideas detectada en el panorama. Si bien el oficialismo cumple el rol de Banca, hasta a sus propios guionistas sigue estremeciendo la ondulación a ras del suelo que hay en el discurso de los diferentes sectores (en su mayoría tributando a las colinas grandbourgianas) y electrocandidatos.
Es un hecho innegable, para consolar al mamertaje, el rastrillajte de esta anomalía hasta comicios llevados a cabo en la última década. Pero en los días que corren este fenómeno se agudizó hasta casi desfondar, a tal punto que fue cobrando fuerza en este 2025 la opción del voto en blanco, si ello fuese posible en catastros dominados por las caprichosas maquinitas de la firma MSA.
En el horizonte cívico asoma como extravagancia consultar respecto a posicionamientos izquierda/centro/derecha o aunque más no fuese un leve cuestionamiento a los lineamientos saenzianos. Antes que zurda, centro o diestra, aparece la propensión a pensar lo que sea. Todo en nombre de la “continuidad”, mientras el cambio parece haber sido desterrado de estos lides.
Tal versatilidad in extremis promete extenderse hasta baldosas en que está afincada porción importante de la oposición, si entendemos por este término al peornismo intervenido. Sus figuras suelen confraternizar con empinados representantes del Ejecutivo provincial, aunque para otros paladares tales costumbres rozan la promiscuidad ideológica, lo que dificulta asignarle verosimilitud a sus planteos. Y baste repasar cuidadosamente nombres inscriptos en listas electorales o grilla audiovisual.
A diferencia de lo anterior, sólo los dirigentes del trotskismo gaucho mantienen su narrativa tendiente a gatillar al nudo de los asuntos principales que ordenan o desordenan la vida en sociedad. Tanto a nivel local como nacional. Una proeza notable, pero tal vez imperceptible para la tribuna en función del cuestionado método de sufragio, el que impide saber hasta dónde puede calar dicho posicionamiento.
De manera tal, con pocos vestigios de lo agonal o un tenue pataleo la confección del mapa político sería, en otras circunstancias, un inconveniente mayor para el oficialismo. Debido a la entendible dificultad de georreferenciarse y definir el contorno propio, la ontogénesis, la identidad.
En cambio, la otredad enfrenta el desafío de hallar el modo para decir cómo y por qué se es oficialista, fuere como sumatoria a la nave saenziana o bien por fuera de borda. Un obstáculo notorio que se verifica en el macrismo en refacciones de Juntos por el Tipo de Cambio, en el mileidismo local o en el paramileidismo con guiños saenzianos.
En todo discurso de campaña electoral se suele recomendar consejo ineludible al momento de determinar de manera fehaciente dónde hay oficialismo. Para el caso, prescriben politólogos nacionales de probada experiencia, solamente bastará mantener la atención sobre quiénes no atacan/cuestionan al oficialismo en tal competencia. Es decir, quiénes juegan a empatar o a perder el match.
De lo cual se desprende una variada gama de listas con títulos difíciles de retener en la memoria cívica, otras veces olvidables y más allá de lo predicativo de sí mismos, será útil contrastar la prueba de oficialismo antes mencionada. Dejando de lado, por supuesto, los rótulos, cucardas y títulos que intenten colgarse cada uno de estos representantes con pretensión de confundir al electorado.
En tal contexto, convendría la hipótesis respecto al momento tenso que habrán tenido el pasado fin de semana Ursula von Der Leyen -titular eurocomunitaria-, Vladimir Putin y Xi Jinping, intentando develar si la fiel representante del mileidismo será Alba Quintar o Agustina Álvarez Eichele. Claro: en algún momento de distracción frente al cataclismo económico por la ya declarada guerra mercantil EEUU-China. Si bien puede que también contesten “lo que sea”, ante la interrogación acerca de la mencionada disputa que se da en Salta.
Al escenario abúlico que proyecta la campaña gaucha por cargos legislativos habría que sumarle (o restarle) otra variante exógena que, sin embargo, no exculpa a los protagonistas comarcanos. Compite en cartel la elección parlamentaria porteña, prevista para el domingo siguiente al 11M. Otra convocatoria a la ciudadanía, pese a que se realizará con las mismas máquinas con las que 7 días antes debieran votar un millón cien mil salteños habilitados.  
34 días restan hasta que el segundo domingo de mayo sea el momento de ir ante la picardía de las máquinas de la Boleta Única Electrónica. Pero no lo parece.  
NdR, 7 de abril de 2025.