#DondeMandabaCapitan
M.R.
La degradación de las fuerzas armadas a una especie de agencia privada de vigilancia, como instruyó el Ministerio de Defensa actual, es el debate en juego por estos días. Y específicamente el legado del ex Gobernador salteño Roberto Ulloa en su rol como senador nacional -a comienzos de este siglo- opuesto al uso de los recursos y personal castrense en prevención y combate de delitos comunes.
Tras la detonación de la primera versión de la Convertibilidad, entre fines del 99 y 2.000 el gobierno de entonces conjeturaba un escenario de elevada conflictividad social. Por aquel entonces, similar a la excusa de esos días, el Norte del país había sido la excusa interpuesta al rebaje de funciones para los uniformados en color verde oliva.
En nombre de la ´administración´ delarruista le había tocado al por entonces ministro de Defensa Ricardo López Murphy argumentar dicho antojo ligado al hemisferio militar. Pero se enfrentó al consenso transversal del peronismo, el radicalismo y las demás fuerzas con representación parlamentaria. También al ex mandatario salteño, quien pertenecía a la Armada en la época de la última Dictadura militar como también con nexos en el ambiente progre [NdR: su hermano, Fernando Ulloa, había sido un reconocido psicoanalista que asistió a víctimas de la barbarie perpetrada entre 1976 y 1983].
Al concurrir con la meta de exponer ante los Senadores nacionales el nuevo manual de funciones, López Murphy había pretextado una imaginaria acción de camuflaje de organizaciones delictivas en medio de la protesta social. Sin embargo, aquella seguidilla de patrañas chocó de frente con el marino que había ocupado hasta 1982 la Casa de Gobierno gaucha.
En aquella ocasión, Roberto Ulloa contrastó al Ministro de aquel entonces con que “tenemos perfecta conciencia de la presión de Estados Unidos para involucrar a nuestros militares en la lucha contra el narcotráfico”, le dijo mirando de frente a López Murphy. “Como bien sabrá todos nosotros nos oponemos, y estamos seguros de que usted comparte esa idea”, le advirtió.
Lo cual logró una respuesta inmediata. “´La ley me limita. No voy a avanzar más allá de lo que dice la ley´ –se defendió López Murphy en aquel momento ante el cuestionamiento de Ulloa”, recordó Horacio Verbistky el 31 de enero de 2016, en Página/12.
Como un revival de aquellos años, pero con una injerencia cada vez mayor por parte de la desfalleciente potencia del norte de nuestro continente, aquella propuesta volvió de manos del mileidismo. Así, se instruyó a monitorear el tráfico vial y hasta a detener ciudadanos comunes a los uniformados en verde oliva, en esta degradación de funciones.
Cuando en los últimos 40 años había gozado de un amplio consenso la diferenciación tajante entre Defensa como algo absolutamente de las cuestiones ligadas a la Seguridad interna del país. Mucho más con el antecedente aún sin cicatrizar del accionar lacerante que dejó la última dictadura militar. Lo más razonable sería exhortar por la presencia del ministro actual, Luis Petri, a que concurra al Legislativo nacional. 
NdR, 29 de abril.