#EconomanciaDeudaCongreso
M.R.
La verba mileidiana tiene la tendencia a convertir la economía en algo muy similar a la new age, la cartomancia y la práctica del ilusionismo. Así, el anuncio que este viernes ingresará al Congreso nacional el Decreto para tomar nueva deuda con el Fondo Monetario Internacional es forzado a decodificarse como deuda sin endeudarse.
Sería un equivalente al superávit exclamado por los heraldos oficialistas a la par de la atolondrada búsqueda de más fondos para cumplir con pagos externos y mantener la ilusión del dólar sedado hasta fines de octubre. Una yuxtaposición de variables contrapuestas que solamente conviven en el agujero de gusano -según concepción Einstein/Rosen-, es decir, a cierta distancia de territorio criollo.
Acerca de esta cuestión, el economista Christian Buteler, sin temor a ser considerado un adepto a los clásicos (tanto en economía, física y el resto de la ciencia), alertó que la ocurrencia del mileidismo implicaría deuda, fuga y problemas más graves a futuro. Al respecto, el asesor financiero resumió que el nuevo crédito del FMI pretextado para cancelar pasivos del Banco Central, serán “dólares (1ue) luego se van por la cuenta corriente cambiaria”.
Cabe aclarar, indicó el especialista en su cuenta en X que ya se fugaron u$s 8.200 millones desde julio de 2024 hasta hoy. Lo que implicó una pérdida de reservas, la que dejó “deuda exigible y que impone condiciones”, muchas veces inmanejables para nuestro país. “No sé dónde vi eso antes”, ironizó en alusión a este capítulo II del miniplan Caputo en remembranza al epílogo del gobierno macrista, allá por 2018/2019.
Una lectura con bastante similitud a la realizada por su colega Hernán Letcher, ubicado en las antípodas en cuanto a formación económica. El titular del Centro de Economía Política de Argentina resumió que esta nueva súplica de Casa Rociada del mileidismo al FMI gatilla “muchas dudas”, principalmente la de “qué tan malo es el acuerdo que Milei no manda una ley y manda un DNU”. O sea, con intención evidente que se apruebe a libro cerrado.
En cuanto a lo operativo, Letcher adelantó que esta propuesta oficialista supone “cambiar deuda que se rollea automáticamente (con BCRA) por otra con las condicionalidades que establece el organismo multilateral”. Para tenerlo en claro: implicaría sustituir al Estado argentino como acreedor, reemplazándolo por un ente externo como el FMI.
Por lo cual, Letcher concluyó que “el modelo Milei necesita los dólares del FMI para sostener una apreciación ficticia”. La urgencia se hizo explícita cuando la Cuenta Corriente Cambiaria -en enero último- reveló un saldo negativo de u$s -1656 millones, luego de apelar al blanqueo de dólares de argentinos en el exterior, luego a los del REPO generado tras empeñar oro argentino “y ahora al préstamo del FMI”.
Como muestra del manejo a lo tarambana de las finanzas públicas, el especialista detalló que “los números no cierran y son contundentes”. Se chamuscaron u$s 14.000 millones en solventar el dólar blend para agroexportadores en 2024 mientras en enero de este año el Banco Central intervino en el mercado cambiario con u$s -932 millones. A lo que agravó el panorama que entre el año pasado y enero de este año, el saldo negativo que registró la balanza turística fue de u$s 3.400 millones.
Solamente tomando en cuenta los números de este jueves, 6 de marzo, remarcó que la autoridad monetaria hizo otra “fuerte intervención en los dólares bursátiles, donde se operaron casi USD 260 millones en (bonos) AL30 y GD30 (D y C)”. De modo tal, sintetizó que 50 cuenta con una “agenda económica es estrictamente electoral: para que no se dispare la inflación (¿no era un fenómeno monetario?) apela al tipo de cambio como ancla inflacionaria (y los salarios, claro)”, dijo Letcher.
La duda está planteada desde el hemisferio de los analistas económicos. En tanto, en la última rueda de negocios de esta semana se pronunciarán desde el ámbito de los negocios financieros. Con lameta en develar si la línea de acción de Yrigoyen 250, sede de Economía, moviliza a proyecciones creibles o no.
NdR, 7 de marzo de 2025.