#Seacaboloquesedaba #Exodoinversoreschinos
F.P.
En contraste con quienes por acá solamente piensan en verde, los inversores chinos están retirándose del segmento de los bonos soberanos estadounidenses. De manera paulatina, cosa de no armar una gran batahola global, esto implica serios problemas para Washington. Principalmente, en cuanto al financiamiento cuanta canallada anduviese requiriendo un autor en diferentes partes del planeta.   
En la semana que transcurrió, varios informes alertaron a la administración Biden que la participación china en títulos públicos cayó a su mínima expresión, contando los últimos doce años. En gran medida, esta salida de los inversores mandarines se explicó en la desconfianza provocada por las sanciones comerciales contra Moscú.
Esto dio vuelta la presunción anterior, respecto a que los bonos soberanos estadounidenses ofrecían beneficios prácticamente con nivel de riesgo cercano a 0, a partir de la fortaleza del dólar. Esto explicó que ya en mayo pasado, los bonos yanquis en poder de tenedores chinos descendiera por debajo del billón: u$s 980.800 millones. Algo así no sucedía desde 2010, luego de la cositorteada con las hipotecas subprime (lo que multiplicó en este país la cantidad de tifossi por el estilo de vida “inside car” o Nomadlands).
Los inversores japoneses y los chinos, de todas maneras, siguen figurando como los mayores sostenes de la economía estadounidense [NdR: seguidos de brokers británicos, suizos y los que declaran domicilio legal en las Islas Caimán, la capital internacional de la limpieza de truchadas]. Las brigadas completas de Toto Caputo´s y Hernánes Lacunza´s que estuvieron al frente del Departamento del Tesoro legaron a esta nación un endeudamiento que en estos días se sitúa en los 30,5 billones de dólares, según datos del propio gobierno.  
Los Bateman chinos empezaron esta retirada en la época en que “gobernaba” Donald Trump, quien constantemente patoteaba con la promesa de congelar los depósitos chinos radicados en suelo norteamericano. Aunque “Pekín no puede vender todos los ingresos de una vez porque esto derrumbaría el mercado global de valores y llevaría a otra crisis económica mundial”, explicó este sábado el analista ruso Alexánder Razuvaev, a la plataforma Russia Today.  
Y lo que ya puede empardar al dicho sobre la pólvora y el chimango es la proyección inflacionaria, estimada en junio en 9,1 %. Esta luz verde para el ingreso de depósitos desde terceros países, si bien permiten al país lograr ingresos, pero “con el paso del tiempo, devuelve el dinero devaluado”, detalló el analista Mark Goijman al portal moscovita.
Mientras, “Pekín sigue de cerca la situación en torno a las sanciones antirrusas de Washington”, advirtió Goijman, para luego aclarar que “las autoridades chinas temen posibles medidas similares en relación con sus activos” invertidos en bidenlandia. Es que Washington mandó señales en tal dirección desde febrero pasado, ante una eventual ayuda a Rusia.
La semana anterior, el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, ratificó que el gobierno en Washington mantendrá el alerta sobre cualquier asistencia de China hacia Rusia. Y que propinará “sanciones sin precedentes” que representarán un “costo alto” para Beijing. Ante lo cual, el gobierno chino consideró “inadmisibles” a esas matoneadas.
Incluso, alarmaron al gobierno chino como a otros países no alineados con Estados Unidos en su política hacia Europa. En particular, tras zorrear que “el sistema SWIFT puede ser utilizado como un arma política para hacerles daño económico”, precisó el experto Thomas Hogan. Y obviamente que sería una zoncera seguir solventando a quien intenta desplumarte.
NdR, 23 de julio de 2022.