#AborigenesFemicidios
Las funciones en las que el Estado defecciona por recortes presupuestarios han dejado a las entidades civiles como última red de contención social. Más en el caso de las líneas de acción para prevención de violencia de género, de allí la importancia del Observatorio Popular Ñawl Feminista lanzado al final de semana por la fundación Género y Masculinidades.
Este órgano presentado por GeMa se constituyó como un registro de casos de femicidios con enfoque intercultural. Es decir, tendrá la misión de contabilizar este tipo de crímenes en casos en los que las víctimas sean integrantes de comunidades originarias, grupo social que suele quedar lejos del GPS de los tres poderes del Estado provincial y nacional.
Tal como se expuso este jueves en el Centro Cultural Holver Martínez Borelli (U.N.Sa) Salta está a la cabeza de las estadísticas nacionales en materia de violencia contra mujeres de pueblos originarios. Por encima de los casos que se produjeron en Chaco, Jujuy, Formosa, Misiones y Santa Fe.
De acuerdo a los registros confeccionados por entidades en defensa del género, existe un patrón de selección de las víctimas indígenas. Este es que sus perpetradores suelen centrar su acción delictiva en mujeres mucho más jóvenes, en comparación al de la media general. De hecho, la edad promedio se sitúa en los 21 años en mujeres originarias, mientras que es de 37 años en el resto de los casos.
Según explicó en esta ocasión la abogada Tania Kiríaco (GeMa), la metodología criminal contra las mujeres aborígenes es quitarles la vida a golpes, lo cual delata el registro de un 41 % de los casos estudiados. A su vez, “en varios casos se reporta violencia sexual, desapariciones, y barreras para que la justicia actúe”, con el fin de develar estos ilícitos. 
NdR, 19 de septiembre de 2025.