#CalculosALaMarchanta
F.P.
Si algo no se le puede criticar al oficialismo salteño, eso es la tozudez para emprender un recorrido contra molinos de viento o criaturas mitológicas. Lo cual está demostrado en el darle para adelante ordenado en atención al proyecto de Presupuesto 2025, con números imaginarios suministrados por la inventiva gaucha.
El Ejecutivo provincial y los diversos bloques parlamentarios en los que se subdivide -excepto expresiones insulares, minúsculas y candorosas con intentos ´opositores´- dieron luz verde a esta iniciativa. Al comenzar la semana y aún pese a la previsión que no habrá Presupuesto nacional para el año próximo se largó el palabrerío local.
De hecho, cabe preguntarnos si tiene algún sentido validar u objetar el texto enviado en dirección a Mitre 550. Hasta antes de los tiempos pasados por los dientes de la Stihl mileidiana, Salta supo depender en un 78 % de los dineros enviados desde Casa Rosada, fuere en impuestos coparticipables y demás fondos asignados a la prestación de servicios esenciales o inversión pública.
En los tiempos que corren y acercándonos al primer año de gestión en Balcarce 50, dicha inyección de federalismo fue suprimida en un 85 %. Un mega recorte que, sin embargo, no desató las protestas airadas que podría suponerse por parte de Gobernadores en solitario o en tándem y a cuenta de sus respectivos vecindarios.
En contraposición a las disposiciones unilaterales adoptadas por Balcarce 50, sobre todo en el manejo de cifras, el saenzismo especificó que tal generación numérica tendrá un “perfil participativo y de consenso”. Generosidad que reconoce la contribución literaria emanada de algunas reuniones con jefes comunales en el sudeste y norte provincial. Poco importan los números.
En las tertulias teatralizadas con legisladores provinciales no fueron pocos quienes invocaron los requerimientos vecinales al confeccionar el proyecto de Presupuesto. Esto por el lado de la demanda y de las ulteriores erogaciones. Sin embargo, es poco y nada lo que se sabe acerca de los ingresos previstos a fin de cubrir esta inversión.
La última información al respecto se remonta a 2023, cuyo ejercicio presupuestario actualmente invoca el mileidismo. De manera tal que este mismo cálculo -desactualizado por el paso del tiempo y las devaluaciones del peso- es pretendido proyectar hacia 2025, maniobra calcada a la de un año antes. Es decir, sin Presupuesto el Ejecutivo nacional pudo hacer a su antojo con todos los fondos, incluso los que no le eran propios.
Todo lo anterior no melló el ánimo del oficialismo gaucho y una demostración fue su inquebrantable predisposición a informar que más de un tercio del total de ingresos disponibles (42 %) irá a Educación. Aunque todavía constituya una total incógnita el total del que saldrá esa tercera parte y monedas, a invertir en instrucción pública.
Mientras, un cuarto del total de divisas (25 %) ingresadas a las arcas gauchas será asignado a Salud, y al igual que en el caso anterior se desconoce la torta entera de la que saldrá esa tajada. Lo mismo sucederá con Seguridad, rubro que se llevará un 18 % de un total que sigue siendo un misterio…incluso para los propios funcionarios provinciales.
Tres incógnitas que son bastante preocupantes, al sopesar el calamitoso estado edilicio de los establecimientos educativos [NdR: un prodigio que hayan llegado casi a final de año con apenas una decena de escuelas más cerca de la clausura]. En paralelo a hospitales y centros de salud en un panorama similar y falta de provisión de insumos y medicamentos. Al igual que la Seguridad, con el agua casi hasta el cuello en el norte y en el sudeste provincial, más algunos serios inconvenientes que empiezan a ser indisimulables en territorio capitalino.
El ministro de Economía Roberto Dib Ashur puntualizó cinco ejercicios seguidos con superávit fiscal, reducción del endeudamiento provincial y realización de 2.000 obras con fondos propios. Un mantra a reiterar hasta el hartazgo, por parte de diputados y senadores provinciales. Pero difícilmente atendibles en quiénes deben girar los fondos adeudados. 
NdR, 26 de noviembre de 2024.