#GobiernoJugadoA1Pleno
F.P.
El pavor a la bancarrota en espejo parece ser lo que guía acciones del gobierno nacional, tanto en el plano doméstico como hacia afuera del mapa criollo. Con esa insignia, Casa Rosada anunció con el proyecto de Presupuesto 2025 la espera por luz verde -y billetes- del FMI y más recortes a las provincias, sino podría sobrevenir catástrofe.
Un descenso a la B, barquichuelo rumbo al Maellström o una reedición de 2001 cualquiera de estas variaciones podría ilustrar a foráneos y vernáculos acerca de lo que sobrevendría si Argentina no consigue trasponer el tapial este año. Como señal, en el Presupuesto 2025 el mileidismo hizo explícito el “blindaje” a los pagos externos de los que depende el ´equilibrio fiscal´, el cual se mantendrá aún con la paisanada taconeando entre la polvareda.
A esto se refirió el Presidente Javier Milei cuando el domingo pasado enganchó toda partida tras el carro del déficit primario y el del pago de intereses de deuda externa. Aunque queden unos mendrugos o migajas sobre el mantel en el trámite de intentar bajar el soliviante de los hambrientos y todo prójimo a la pesca de hueso o cartílago sobrante de comilonas como la celebrada el martes último en Olivos.
Con ello, Balcarce 50 asimila que equivaldrá a mimeografiar su determinación de volver a los mercados y evitar una cesación de pagos. Pues tal mención, traducida a la jerga del hemisferio norte, remite a otro pasaje de 2001 -caída de las torres del World Trade Center neoyorkino- que los centros financieros estadounidenses se esfuerzan por desactivar [NdR: con un escenario global adverso por el contrapeso del grupo BRICS].
En su artículo 13, el proyecto relativo a ingresos y egresos previstos para el año que viene autoriza al Jefe de Gabinete a convenir empréstitos para luego reforzar partidas de diversos desagregados, en función de los cuáles funciona el Estado. A la vez que el apartado décimo cuarto extiende esta misma posibilidad, respecto a los remanentes de créditos anteriores, transferencias externas y sobrante de ejercicios anteriores (cabe recordar que en 2024 no hubo Presupuesto, con lo cual el mileidismo se manejó con amplia discrecionalidad), como podrían ser los u$s 10.000 prometidos por el FMI en tiempos del macrismo y después declinados por el albertismo.
Justamente, el titular de Jefatura Guillermo Francos tendrá a su cargo las negociaciones con mandatarios provinciales cuyo objetivo es pasarle escofina al mega recorte por u$s 20.000 millones -un tercio de lo anunciado el 15 S- auténtico visor de revoltijo en la Argentina profunda. En esta tarea de predicar miseria como equivalente a virtuosismo, Francos tendrá la colaboración de Lisandro Catalán, su Vicejefe en el área de coordinación interministerial.
En menor medida, dada su inclinación a hablar como entre dientes, otro de los plenipotenciarios del “blindaje” será el ministro de Economía Luis Caputo, el Messi de los Fiados. Aunque en su caso, lo más probable es que tal dificultad en la oratoria -o bien en las ideas que la fundamentan- defina su baja en la lista de oradores a cargo de las explicaciones a Comisiones en el Congreso nacional.
Finalmente, en el terreno parlamentario propiamente dicho serán Martín Menem y José Luis Espert los diputados que le pondrán el pecho a los vituperios en estos auditorios [NdR: el segundo cuenta con más expertise en función de recientes cruces con jubilados]. Por su lado, el mileidista santiagueño Ezequiel Atauche intentará ponerle algo de onda -sin excederse- al debate con representantes de las provincias en la Cámara alta.
Cada una de estas acciones con la misma línea: predicar respecto a una eventual caída en desgracia del ´mayor ajuste en la historia´ podría preanunciar tempestad en avenida Pennsylvania -donde se sitúan tanto Casa Blanca como el FMI- y en Wall Street. Nada más y nada menos. 
NdR, 19 de septiembre de 2024.