#DivaguesSanmartinianos
F.P.
A la arenga de ser libres contrapuesto a que nada fuera de esto importa, se podrían tergiversar un montón de consignas en los tiempos actuales como si no hubiesen transcurrido estos 174 años. En nombre de José de San Martín, héroe criollo al que reseñas escolares y películas apenas si le llegan a su rótula, en estos días se invocan ofrendas humanas como si el homenajeado general patrio no hubiese existido.
Sus aspirantes en la declaratoria de herederos se reparten en las diversas fracciones de la diestra ideológica, lo cual tal vez gatillaría el desagrado del patriarca de Yapeyú. Una es la diputada Lilia Lemoine (LTA), quien el fin de semana posiblemente para mantener viva la imagen del prócer exiliado en Boulogne-Sur-Mer, lanzó una especie de subasta para calcular la remuneración de docentes universitarios que evitase un paro, Pero como puede que los haberes actuales equivalgan a mendrugos la legisladora libretaria conjeturó si los instructores de la educación superior incurren en una ´extorsión´.
Es posible que los docentes de dichas casas de estudios debiesen reactivar libretas de fiado en almacenes barriales, verdulerías y carnicerías, según la cosmovisión mileidista. Todo ello como un figurado homenaje al prócer que tanta confianza depositó en el salteño Martín Güemes, a los fines de detener los embates de ´realistas´ a quienes se enfrentaron los ´fantasiosos´ de aquella nación en vías de formación dos centurias y pico atrás.
Pero el patriotismo ya no es lo que era (o lo que nos cuentan) y en nuestros días está más desarrollada esa irrefrenable determinación por sobrevivir en la era mileidista, aún a costa de lesión en uñas y dientes. Al igual que los universitarios y otros educadores, los obreros de otras ramas y/o/u los subempleados muestra mayor predisposición en poner una cifra al interrogante planteado por la legisladora Lemoine: “Cuál es el monto a pagar para que no paren?”.
A lo mejor, los próceres de la gesta independentista se sorprenderían de la Argentina del siglo XXI, sometida a “extorsiones” (como la de docentes universitarios) o a “toma de rehenes”, en los casos de huelga en el transporte u otras ramas de la educación. Tanto esfuerzo por la liberación para que los tarambanas que sucedieron a San Martín, Güemes o Belgrano lo dilapidasen así…
A tal punto que hoy casi no queda en los connacionales aquel espíritu de sacrificio encendido a partir de 1810 o seis años más tarde. A lo mejor por haraganería o por cansancio. Lo cierto es que por estos meses predomina una motivación más realista, no en el sentido hispánico del término, sino más universal.A la par de la duda por la tarea pendiente, la meta inconclusa y la felicidad postergada. 
NdR, 17 de agosto de 2024.