Lo que viene luego del millón

- PARECERES

Lo que viene luego del millón
Lo que viene luego del millón

La plegaria por la decena de cientos de miles de amigos, de tan anhelada pudo convertirse en pesadilla. La existencia y la política son territorio de la concordia, pero más que eso, de la confrontación. En este día, nada mejor que entender la definición clásica de esta actividad, antes de andar gimoteando por ahí.


#Politicasinrivales

F.P.

El robertocarlismo y su millón de amigos, luego de conseguir su objetivo en términos políticos, ahora se ve enfrentado a un nuevo desafío: dónde encontrar el disenso entre quienes coinciden casi en todo. Desde una década atrás hasta hoy, la prédica en contra de los levantiscos y el disenso, exhortó para conseguir armonía, cerditos rosados volando a medio metro de altura y aceras y veredas de mazapán y praliné.

Así, en la actualidad nos encontramos en ese territorio anhelado sin aquel que objeta, increpa o discrepa. Pero entre las pelucas empolvadas empezaron a notar un incipiente desteñir aún en el triunfo, si tal meta es alcanzada sin la épica -verosímil- requerida para toda narración tal como es universalmente conocida. Esa que debe contar con principio, nudo y desenlace.

La prescindencia del elemento argumental esencial para la conflictividad es el gran ausente en el armado de durlock de esta ciudad capital de la amistad, la concordia y el empacho con tanta buena onda. Es decir, el disparador que debe tener toda historia contada de acuerdo a las reglas literarias que no por ser clásicas, dejan de ser efectivas. Y el componente esencial en la política, según la definición aristotélica.

De ello la van esas quejumbres apuntando a la falta de una oposición, un rasgo presente en la vitrina local pero también en la nacional de la política actual. Y más que nada en los peligros acerca de la inexistencia de un contendiente, descartado el catálogo de ´sparrings´ puestos enfrente del saenzismo o en preparación en boxes a fin de cumplir dicha misión.

En el caso local, tal abducción es mucho más notoria -comparada con el mileidismo y el escenario nacional- por el método electoral y la prestidigitación de la que siempre se sospecha al voto electrónico. Un estratagema ya fulminado por la justicia federal con competencia electoral, luego del estruendoso fracaso del 13 de agosto de 2023 en el ámbito porteño.

Han sido años en que este nedflanderismo o robertocarlismo se instaló entre la dirigencia política gaucha y los guacamayos mediáticos repitiendo casi a diario este automatismo sobre lo supuestamente mefistofélico de saber decir ´no´. Basta de confrontación, basta de crispar a la sociedad y tantos exhortos más como acompañados por el gesto de Muriel Mercedes Wabney, la enfermera más conocida a nivel mundial pidiendo silencio (en hospitales y clínicas).

Sin embargo, sucede que la propia dinámica de suprimir al oponente o reducirlo a su expresión más minúscula, tarde o temprano también debilita en relieve, en personalidad o en su perfil a quien reclama el rol más activo en la dinámica narrativa. Se sabe que la secuencia lógica del hablar tienen disparadores esenciales en definir qué es cada uno, donde la pieza fundamental para esta industria es poder expresar qué no se es. Última operación para la que, sí o sí, se necesita al opuesto.

Los días han goteado esta melaza lingüística hasta convertirla en una línea de acción, a la cual “nadie” puede retobarse y negarse a seguir. Pero parece que la cuestión no es tan simple. Y sólo en las canciones melódicas -no en vano inscriptas en el género ´baladí´- es rasgo de astucia pedir el millón en amigos. 


NdR, 20 de julio de 2024.

Este artículo está optimizado para dispositivos móviles.
Leer Versión Completa