Día para resetear todo

- OPINIÓN

Día para resetear todo
Día para resetear todo

En un final electoral reñido, el rasgo presente y proyectado hacia después de la cita ciudadana dominguera es la narrativa populachera. Esa compadreada auspiciada desde ambos sectores hoy en pugna electoral que intenta desbarrancar al pensamiento racional. Por lo que tal vez sea mejor restaurar esta meta cartesiana.


#RacionalidadAnteTodo

F.P.

El final a pantalla partida, con opciones divididas y la especial atención sobre un 8 % del electorado (el que actúa bajo la suposición de convertirse en fiel de tal decisión) reflejará no solamente la instantánea del balotaje. Además, será espejo de una línea divisoria mucho más profunda y en la que ambos sectores en plena disputa presidencial comparten rasgos culturales.

Una señal presente en esta contienda, aunque posiblemente vino progresando durante el último lustro, es el “misticismo laico”, denominado así por los científicos Alan Sokal y Jean Bricmont, autores de “Imposturas intelectuales”. A esto nos hemos referido en parte anteriormente [NdR: Ver artículo] y es lo que apela a un exhortó ya limítrofe con la prepotencia, a la espera de acción antes que reflexión.  

En un escenario político planteado sobre la premisa de lo que uno de los dos candidatos y grupos políticos en disputa “no es” -antes que lo que “es”-  y predica en dirección a su rival, es sostenido por los habitantes de cada uno de estos ecosistemas circundantes al massismo o al mileidismo.  Y ello solamente hablando de lo estrictamente a definir en la misma noche de este domingo 19 N y con prescindencia de los desafíos ulteriores en cuanto a gobernabilidad.

En dicho contexto proliferaron los “discursos popularizantes, arrogantes, que no pretenden verdad”, los que “apelan al sentido común y al anti-intelectualismo” y con ello “marcan un regreso al pensamiento premodernista”, reseñó este fin de semana el investigador Mario Riorda en su cuenta en X. Por supuesto, en alusión a esta especie de misticismo laico o terraplanismo socioeconómico, opuesto a la Ciencia política.

Con independencia del resultado, “mas allá del domingo, el antagonismo continuará”, adelantó el sociólogo Artemio López, también este fin de semana e igualmente desde su cuenta en la red social ex Twitter. Ejemplificó que “Bolsonaro perdió y esta desacreditado, pero el bolsonarismo muy activo. Trump perdió, pero el trumpismo sigue y amenaza ganar”.

Y a diferencia de quienes aún afirman o intentan atenuar la problemática social con términos en clave de corrección política, el titular de la consultora Equis recordó que “desde Althusser sabemos que la lucha de clases no se detiene ´diciendo´ que se ha detenido”. O sea, eso no ocurre con sólo reducir esta compleja problemática a una simple “grieta” o suponer que se ha terminado con ella.

Una tarea pendiente (además de la extensa lista de compromisos asumidos en materia de compromisos con derechos a la alimentación, a la educación y a la salud en 1983) será reconstruir el nexo con el pensamiento racional. Cuya desvinculación fue operada tanto desde las usinas narrativas del oficialismo como de la reconstituida oposición, en la actualidad más volcada hacia la ultraderecha.

En el territorio del centro, esta narrativa fue ampliando su inserción social a caballo de la moda del postmodernismo, su reclamo de “intersubjetividad” -a mayor cantidad de cultores, más útil será una idea- y de validación de otros discursos más allá del científico -el cual sería uno más y empardaría con el mix de la new age. Más la provisión de mecanismos de blindaje, frente a cuestionamientos de raíz cartesiana.

Este tipo de enunciados tiene como objetivo su reproducción masiva, más allá de su relieve conceptual enclenque. “A sus enunciadores les importa poco saber o no saber. Sí -y mucho-, el dogmatismo, tildar de herejes a quienes los discuten”, describió Riorda. “Desde la polémica existen y desde ella confrontan negando la otredad. La otredad, un adversario, una adversaria, quien me interpela, sólo está para ser humillada: para ella nada salvo la denigración”, advirtió el politólogo. De acuerdo a esta perspectiva “la vida política es un escenario de fractura expuesta”.

En este territorio con yuxtaposiciónes, el catedrático de la Universidad Austral apuntó que “aún con diferencias extremas, toda racionalidad que sirva para argumentar el voto es bienvenida”. Mientras que, “aunque sea mínima y sutil, todo atisbo de superioridad moral es despreciable e inaceptable”.

Una serie de recomendaciones oportunas en un día sin tanto ruido externo, propicio para volver a ejercitar el análisis y la enunciación de coordenadas, en base a las cuáles definir el sufragio. Y mucho más productivas, para internalizar como práctica habitual a fin de afrontar los tiempos que vienen. Donde probablemente la vuelta a la Ciencia proveerá un camino mucho más confiable y satisfactorio para las mayorías. 

Imagen: película "El día de la marmota". 


NdR, 19 de noviembre de 2023. 

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