Por: B.M.
Tras un adelanto del ministro de salud libanes, este martes el Primer ministro, Hassan Diab, confirmó que él junto a su gabinete dimitían, dijo en un discurso televisado dirigido a los libaneses ¿La culpa? El estallido portuario que azotó al país, comparándolo con Hiroshima, y el gran sistema de corrupción en que está envuelta su gestión.
Ante el aumento de las protestas sociales, plenipotenciarios, legisladores y ministros renunciaron en cuestión de pocos días en un evidente rechazo a lo que consideraron un Estado y una clase dirigente cómplice con la peor devastación que haya sufrido el país en un solo día, con al menos 220 muertos y más de 7.000 heridos, pese a tener una historia reciente y dolorosa de guerras e invasiones militares.
A decir verdad, el Líbano tiene más problemas que esos. Desde 1985 el grupo que Occidente considera “terrorista”, Hezbollah, opera en todo el país, y se conjetura que desde este país lanza las consuetudinarias ofensivas hacia Israel. Este es un grupo afín a la Teocracia islámica de Irán extendiendo sus influencias por Medio Oriente y siendo un punto de inflexión entre la coalición liderada por Estados Unidos y Arabia Saudita, principales enemigos del régimen.
En sus constantes idas y vueltas por crisis económicas y el estallido de la primavera árabe en el 2011, el Líbano no ha encontrado el momento adecuado para reorganizar sus instituciones y poner en orden su economía. Las guerras y conflictos con sus vecinos - Israel y Siria- la última de ellas por aquel entonces casi ocupada en su totalidad por el Isis o Estado Islámico, han debilitado el país.
Por más radicalización que se encuentre en el Líbano, no se impuso la  “sharía” o ley islámica pues la población mantiene fuerte lazos con su ex metrópoli, Francia. Aparte de conservar de forma extra oficial el francés como idioma y una “minoría” cristiana que llega al 40% de la población.
Se pudo observar esa conexión con Francia cuando el pasado 6 de agosto, el presidente galo Emmanuel Macron visitó Beirut 2 días después de la tragedia. Entre marchas, protesta y represión la población le pidió ayuda al mandatario visitante, afirmando ser la única esperanza para ellos y además de no apoyar financieramente, en ese momento, al ex primer ministro Hassan Diab y al presidente Michel Aoun. Así quedó registrado en los videos compartidos por Infobae.
Las Naciones Unidas junto a 30 países mandarán ayuda humanitaria, alrededor de 252,7 millones de euros, de los que Francia aportará 30 millones, Londres 22 y Alemania 10. Para bienes de primera necesidad y reconstrucción de la capital. Cumpliendo así la promesa de Emmanuel M.
NdR, 10 de agosto de 2020.