Por: M. Rocamora.
En coincidencia con el ánimo festivo de este nuevo aniversario patrio, resultan inútiles todos los tentativos de señalar los tweets, y bloquear la cuenta de un conspicuo agresor, quien no tiene una sola, tiene alrededor de 30 cuentas, compadreado por una manada de seguidores que responden a sus órdenes, resultando casi imposible evitar impermeabilizar la cuenta. Te agreden directamente, o a través de personas de tu entorno. Hace poco denunciamos las amenazas recibidas por el amigo Juan Carlos Ghioldi, en la cual se hacía referencia a ir a esperarlo en grupo al Aeropuerto de Ezeiza y de apuñalarlo.
Por supuesto que hasta el día de la fecha, Twitter no dio ningún tipo de respuesta a los señalamientos precisados por este damnificado. El agresor en cuestión es un ex convicto de la Unidad 2 de Villa Devoto, depositario de un historial de no menos de 40 cuentas cerradas, por cometer infinidad de abusos, y actualmente tiene alrededor de 15 o tal vez más cuentas abiertas, con las que no cesa en sus ataques indiscriminados.
¿Cuántos celulares necesitas para abrir semejante cantidad de cuentas? ¿Por qué esta red social permite esta “balcanización”? No debe haber muchos usuarios de la red en Argentina que desconozcan este accionar violento. Por ello, las autoridades deberían indagar acerca del contenido que vuelcan, semana tras semana, desde las siguientes cuentas:  
@NadaYTodo
¿Cuál es el objetivo de personajes como este en una red social? ¿Es una profesión, pagada por alguien? Visto que no hacen otra cosa, que estar encerrados todo el día ocupándose de todas sus cuentas. En este caso particular, dice ser un Profesional de la Salud, pero no resulta inscripto en ninguna de las Asociaciones del rubro en todo el país. Con idéntico énfasis dice ser profesor de UBA, pudimos consultar a autoridades de la UBA, y nos confirmaron vía mail, que no resulta docente de la Universidad de Buenos Aires.
Son muchas las dudas que surgen, y finalmente la pregunta es: ¿Ningún organismo oficial, controla las actividades de las redes sociales o al menos de Twitter, que parece gozar de una gran impunidad y con reglas propias que se contradicen con la libertad de expresión?
(*) NdR, 25 de mayo de 2020.