Una victoria imaginaria

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Una victoria imaginaria
Una victoria imaginaria

El combate más reciente en la guerra comercial China-Estados Unidos fue para la primera nación mencionada. Aunque el razonamiento gringo tarde en procesar esta realidad palmaria, pronta a expresarse en números. Por ello, en las próximas líneas ofrecemos un ejemplo de la bronca gringa por ya no ser lo que alguna vez fueron.


#PotenciaAPotencia

M.R.

La batalla comercial recientemente ganada por Xi Jinping para China es un dato evidente para cualquiera en el mundo, excepto para los estadounidenses. Esta dificultad en la comprensión gringa, tal vez por lo poco habitual en ver a EEUU morder el polvo, contextualizó este sábado una discusión entre pesos pesados.

En un lado del cuadrilátero, se ubicó el catedrático Branislav Slantchev (Universidad de San Diego, California), mientras en el otro extremo se situó Robin Brooks por el Instituto Internacional de Finanzas. El docente de esta casa de estudios superiores resumió que la incompetencia de la gestión trumposa en el manejo de la política arancelaria derivó en que un “resultado final” que dejó al país del norte de América “en una situación peor que antes”, concluyó Slantchev.

La réplica del educador surgió ante la ponderación de Brooks, respecto a su queja por que “Se presenta a China como la vencedora del acuerdo de esta semana con Estados Unidos, pero la realidad es que China necesitaba urgentemente un acuerdo”. Según el ex Goldman Sachs, simplemente “basta con ver cómo los productos chinos inundan los países de todo el mundo para darse cuenta del daño que están causando los aranceles estadounidenses”.

Ante lo cual, Slantchev recordó una diferencia de escala productiva que, a su entender, explica mejor el panorama general de este enfrentamiento. Sucede que “los chinos no pueden frenar sus exportaciones porque su débil demanda interna simplemente no puede absorber la enorme producción, que por diseño depende de las exportaciones”.

De manera tal, rememoró el docente de la UC que al imponerse la barrera arancelaria la potencia asiática reorientó su flujo comercial, bajó sus precios y hasta utilizó naciones-puerto para ingresar sus productos a Occidente de manera subrepticia. Dado que el gobierno de “Pekín no puede arriesgarse a una deflación interna, ya que una caída drástica de la producción significaría desempleo y un gran número de personas descontentas”.

Incluso, en cuanto a la producción a partir de tierras raras China podría obligar a la administración trumposa “a ceder en los aranceles simplemente porque el mundo tardará más en saturarse de productos chinos hasta el punto de dejar de comprarlos que en que Estados Unidos empiece a sufrir realmente las consecuencias de las restricciones impuestas por China a las tierras raras”.

En su clase magistral por la red social X, Slantchtev detalló que “esto significa que Estados Unidos se encuentra en una posición de negociación más débil a corto y mediano plazo, y no puede aprovechar la debilidad estructural a largo plazo de China que hace que su modelo de ´crecimiento perpetuo de las exportaciones´ sea insostenible (tienen que aumentar la demanda interna)”.

A su entender, esto fue lo que quedó graficado en el papel casi genuflexo (equivalente al que se inclina Javier Milei con el mandatario gringo) de Trump hacia Xi Jinping, a partir de aranceles descomunales dispuestos a lo tarambana. En cambio, si dichas barreras comerciales se hubiesen administrado de manera gradual y ello hubiese posibilitado reconstruir la cadena de suministro estratégica, y recién después aumentar progresivamente ante cualquier novedad.

En ese hipotético caso, “no habría sido tan llamativo y habría permitido a China seguir vendiéndonos, pero no habría desencadenado esta disputa, que puso de manifiesto la asimetría temporal”. Slantchev cerró su reflexión indicando que “muchas de las cosas que hace esta administración tienen buenas razones detrás, pero los incompetentes parecen elegir siempre la peor manera posible de hacerlas, con el resultado final a veces dejándonos en una situación peor que antes”. Como dice el compositor estadounidense Ryan Adams:  This is it, 

NdR, 1 de noviembre de 2025.

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