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Los descorchares de celebración en circuito cerrado en que interactúa el mileidismo con los megamillonarios que lo respaldan emerge al final del último fin de semana XL del año con luz amarilla para millones de pròjimos. Más allá del riesgo país enfilando para ir debajo de los 600 puntos, las mesas desprovistas de carnes para los argentinos indica otro tipo de riesgo.
Un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados señaló en tono de alarma que está ocurriendo el peor indicador de los últimos 28 años. El desmoronamiento al que aludió este lunes CICRA vaticinó que no se avizora una mejora en el consumo para el corto plazo, indicativo que seguirán las malas nuevas para la dieta de los criollos.
En esta medición sectorial, tomada desde enero a octubre de 2024, la caída registrada fue de -11,2% en comparación al mismo decálogo de tiempo el año anterior. A niveles tales que fueron definidos como una verdadera “catástrofe”, según el término utilizado por Miguel Schiaritti, presidente de la entidad que agrupa a los empresarios de este rubro.
De acuerdo a su evaluación, la mencionada calamidad en cuanto a la carne vacuna puede explicarse por el traslado del consumo hacia las variantes como el pollo y el cerdo. Solamente en función de la variable precio, pues al valor de un kilo de carne vacuna se puede adquirir 3 kilogramos de carne de pollo y 2 y medio kilogramos de la porcina.
En una entrevista con el diario La Nacion, Schiaritti admitió que “desde 1996 que no se está en un consumo tan bajo de carne vacuna”. Y si bien las alternativas designadas pueden resultar macilentas en cuanto a lo nutricional, “cuando la situación económica y el poder adquisitivo está debilitado sucede esto y el que decide es el bolsillo”, concluyó.
A diferencia de la expectativa por un posible incremento en la demanda, aguardada para el próximo mes por otros actores de este rubro, Schiaritti fundó su escepticismo en la debilidad persistente en el poder adquisitivo. Ello, dado que la actualización salarial se circunscribió a una franja muy estrecha, en tanto que “más del 50% del trabajo registrado son empleados públicos o que dependen de los estados provinciales o municipales y esos no han tenido suba de sus salarios”.
A lo anterior, el titular de CICCRA le adicionó el impacto colateral de las tarifas de servicios públicos -principalmente electricidad, gas y agua-, también negativa para el consumo. De todas maneras, la previsión en el sector de carne vacuna es un aumento en los precios para febrero o marzo, cuando se de una merma en la oferta de hacienda. Y ahí, si, habrá que olerla de lejos.
NdR, 18 de noviembre de 2024.