La impresión es lo que cuenta

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La impresión es lo que cuenta
La impresión es lo que cuenta

Una compañía israelí confirmó su inserción cada vez más profunda con su producto de carne impresa en 3D, con un pie en Europa. Redefine Meat consiguió fabricar carne, a partir de soja, porotos, garbanzos y grasa de coco. Un millar de fondas del Viejo continente comenzó a pagar alrededor de u$s 40 dólares por cada kilo.

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La ponderación del suelo criollo como productor de alimentos, tales como la carne argentina, podría convertirse en una deglución de maniobras de distracción, lastrarse el amague. Mientras el efedetismo y los empresarios apuran hacia esta actividad tendiente al engorde de animales mugientes, una empresa israelí anunció la fabricación de “carne sintética”. 

¿Qué diferencia guarda este desarrollo con los medallones publicitados como hechos con carne picada “de vaca” o bocaditos que son contrabandeados como realizados con trozos de pollo? Es probable que muy poca, aunque en el caso de la “New meat” la publicitación del producto es descripta por la compañía Redefine Meat al detalle, en cada paso industrial, digital y a partir de cuáles ingredientes se confecciona.

Por estos días, ya son 1.000 los restó europeos que hicieron sus pedidos de “New meat” a Israel, a unos u$s 40 dólares por cada kilogramo. En particular, desde Reino Unido, Alemania y los Países Bajos.

Con tecnología 3D, esta carne se imprime a partir de ingredientes como garbanzos, porotos, soja y grasa de coco. De manera tal que las máquinas operan a gran escala y le dan el color rojizo, característico de los cortes del ganado que en un tiempo no muy lejano cualquier ciudadano de nuestro país solía poner en su mesa, a diario. 

Redefine Meat pondera que en el tablero de sus máquinas computarizadas hasta se puede elegir la fabricación de cortes con más o menor cantidad de grasa. Si bien al mirar cada paso hasta lograr el producto final no resultaría aconsejable para personas alejadas de todo macaneo gastronómico postmo o tan repulsivo como avistar el armado de medallones “vacunos” o “patitas de pollo”. 

Los individuos más acendrados en la cultura de los fuegos y los asados, tal vez ni se mosqueen con el invento de los israelíes, sin embargo es altamente probable que no tengan un mango para celebrar su culto a la “carne como debe ser”. O los más gourmet, quienes alcanzaron a probar la textura del buey kobe (delicia nipona de la raza de vacas Wagyu), criado con cerveza y sin ningún remilgo a la hora de pagar u$s 500 por cada kilo. 

NdR, 26 de octubre de 2022. 


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