Un remedio peor que el problema

- SOCIEDAD

Un remedio peor que el problema
Un remedio peor que el problema

El escándalo quebrachalense por el cenotafio Turoski no cesa de proveer motivos para agitar el descontento vecinal. Esta vez, debido a la manera precaria con que la Intendencia pretendió subsanar los efectos de un accidente vial. Los restos del pionero lugareño por un lado, los escombros por el otro. Y la bronca intacta.

#Quebrachal #Túmulo #Turoski #Emparche

Los milagros que pudiera concretar el túmulo Turoski bien podría desengancharse, tras percibir la manera en la cual la Intendencia a cargo de Rolando Rojas cree haber “arreglado” la situación, luego de un reciente accidente de tránsito. Al impacto que una Renault Kangoo le propinó el pasado fin de semana al octogenario cenotafio (Ver artículo “Una caja sorpresa macabra en plena calle quebrachalense”, NdR 14 de octubre de 2020), ahora le siguió una enramada que fue la única medida que adoptó el Ejecutivo municipal como “solución” para tapar y señalizar.

De acuerdo a las fuentes consultadas por NdR, los restos del pionero quebrachalense habrían sido repuestos en el desvencijado féretro, una madera sirvió de tapa y como única cobertura un arbusto de tusca, conjuro con el que autoridades municipales suponen desalentar aves de rapiña, Kangoos, motocicletas y a las jaurías cimarronas que pueblan estos arrabales. Mientras, los escombros del catafalco terminaron removidos a un costado de la calle de tierra.  

Junto con los vecinos de esta localidad, cabe dudar acerca de los poderes medicinales del mencionado arbusto, cuyo reemplazo de la señalética vial aún no está comprobado. Además de la consideración que el granjero Turoski y su descendencia hubiesen demandado como muestra de respeto hacia la historia del lugar.

Como ya se relató desde este sitio, el mencionado cenotafio quedó ubicado –con la urbanización de El Quebrachal- en plena calle Salta, en la entrada al barrio Santa Rosa de Lima. Unas siete décadas atrás, el lugar había sido una parcela apta para los labriegos del solar propiedad de los Turoski, el que con el correr del tiempo fue expropiado para la construcción de viviendas.

En el lugar “de siempre”, el túmulo que recordaba al agricultor había estado como sitio de culto y tradición para los lugareños, algunos de los cuáles le habían asignado proveer algún salvonconducto al facilitar deseos, tareas y fortuna. Hasta que una noche del fin de semana pasado apareció, con rumbo trepidante, una Kangoo gris. Y luego los empleados de la Municipalidad con su particular criterio para emparchar lo hecho por este vehículo.

NdR, 17 de octubre de 2020.


Este artículo está optimizado para dispositivos móviles.
Leer Versión Completa