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Hay una serie de desvelados por el gasto público, luego del demoradísimo aumento al  nano-salario que marca el piso para que algún ser humano concrete la adquisición de unos mendrugos para el morphi. La falacia argumental que aún esgrimen los enemigos que el prójimo se alimente plantea dicha movida del gobierno nacional como insostenible, pero esto oculta que lo pagado en tal concepto luego es recaudado, principalmente en concepto de IVA. O bien mediante inflación.
Los cuatro escalones informados desde Balcarce 50 alcanzarán una quinta parte de lo pautado al día de hoy (7% en diciembre, 6% en enero, 4% en febrero y 3% en marzo de 2023). De tal forma, que el SMVyM pasará de $57.900 a $69.500 en el tercer mes del año próximo.
De acuerdo a un estudio del Centro de Economía Política Argentina, el poder adquisitivo “desde el 2015 a la fecha, el salario mínimo en términos reales se redujo 33%”. Un número que deja desairado a los jugadores de truco, cada vez que tal cifra es pronunciada por un rival.
Cabe indicar que un 8 % de esta cifra global corresponde a la gestión nacional iniciada en 2019, mientras que el 26 % estuvo centrado en la administración liderada por quien hoy visita Qatar, mientras millones ruegan que la generosidad no se extienda hasta el sábado próximo a las 16 horas, en los palcos del estadio Lusail (“Sentate tranquilo con la nuestra”, según la traducción del qatarí).  
De hecho, la reducción del déficit primario –ejecución del presupuesto, sin contar deuda financiera- contabilizada hasta octubre de 2022 un 89,3 %, según la Oficina del Presupuesto del Congreso nacional. Cifra fenomenal y explicativa del malestar generalizado entre dos tercios de los argentinos que padecen en su humanidad el presente experimento de organismo internacional crediticio.
En este contexto, el CEPA reseñó en su más reciente monografía que el salario mínimo “servía como referencia para las paritarias, ya que establecía un piso para los salarios básicos de Convenio”. Esto era idea comúnmente extendida hasta el año 2016, cuando a Casa Rosada arribó el macrismo con sus políticas involutivas y el posterior cascotazo que significó la pandemia de coronavirus.
De esta manera, el SMVyM “fue perdiendo ese rol clave”, aunque en la actualidad sigue tomándose como “referencia para 1,3 millones de personas que reciben el programa Potenciar Trabajo y para el 82% de jubilación mínima”.
De acuerdo a la entidad no gubernamental, dirigida por los economistas Julia Strada y Hernán Letcher, lo fundamental es eludir el argumento de aquellos charlatanes e indagar “si resuelve o no el problema de las y los trabajadores para alcanzar ingresos que les permitan subsistir. Hoy el SMVyM es el 41% de la Canasta Básica Total ($139.738 octubre) para un grupo familiar de 4 personas.
Una medida complementaria, en la semana que concluye fue la suba de un 40 % en los montos de la Tarjeta Alimentar. De modo tal que por un hijo, se cobrará $12.500 dos hijos, $19.000 y tres hijos, $25.000. Lo que el CEPA puntualizó al respecto fue que “en términos interanuales, la suba es del 100%”, pues “el objetivo es impactar en la población en situación de indigencia (que no llega a satisfacer necesidades alimentarias)”.
Y como conclusión, destacaron en este trabajo que en relación al debate por una suma fija de incremento en los haberes resulta “necesaria desde el momento en que el salario mínimo dejó de cumplir su rol de piso de referencia para alcanzar salarios básicos de Convenio dignos”. 
NdR, 24 de noviembre de 2022.