#ExpedienteEpstein
El tembladeral en el establishment, ya sea político, artístico y financiero comenzó a registrarse en todo el mundo occidental y la preocupación de tales sectores por el caso Epstein no se detiene. Al final de la semana, se confirmó que la justicia neoyorkina empezó a desclasificar 40 expedientes -un total de 1.000 páginas- incriminatorios de personalidades famosas, en una mega investigación por pedofilia. 
Esta tarea de un juez del Estado de Nueva York adquirió dinámica, aún en contra de recursos judiciales provenientes de otros países que pedían mantener en secreto la identidad de personalidades involucradas en la red Epstein. El financista encarcelado unos años antes por estos delitos, había intentado cortarse el cuello (calcada a recientes sucesos en el ambiente patibulario gaucho) hasta que el 10 de agosto de 2019, finalmente se quitó la vida en la cárcel de Manhattan. 
Por eso, del millar de páginas con testimonios del caso Epstein medios de prensa en Gringolandia vaticinan un fabuloso escándalo con coletazos en toda América, Europa y parte de Asia. Tal como había anticipado en 2020 el actor Ricky Gervais, durante la entrega de los premios Globo de Oro cuando advirtió a “los ejecutivos de cine y televisión más importantes del mundo, de diferentes orígenes”, muchos de ellos “aterrorizados” por las revelaciones de la causa por pederastía.
Entre los nombrados figuran una serie de personas vinculadas a Epstein previamente identificadas como “John” o “Jane Does” en una demanda interpuesta contra la antigua compañera del financista, Ghislaine Maxwell. Sin embargo, allí no se alega complicidad en los delitos de Epstein.
En la fundamentación por revelar los nombres -incluidas personalidades ya mencionadas en la prensa-, el juzgado neoyorkino señaló que algunos son fácilmente identificables en entrevistas publicadas en los últimos años. Tanto los ex presidentes Donald Trump como Bill Clinton son nombrados en dicho expediente, si bien no estarían vinculados a ningún delito.
La revelación forma parte de la causa por difamación entre Maxwell, condenada en 2022 a 20 años de prisión, y una demandante contra la antigua pareja, Virginia Giuffre. En diciembre último, un juez enumeró en un documento de 50 páginas unos 180 casos -bajo seudónimos- ordenando que sus identidades se hicieran públicas los primeros días de enero.
Pese a que, por ejemplo, los representantes locales de un individuo, "Doe 107", pidieron al juez del caso argumentando que podrían enfrentarse a victimización en su país de origen y solicitaron tiempo para exponer los motivos por los que su nombre debía permanecer en secreto.
La prensa británica informó que la demanda por difamación de Giuffre contra Maxwell, de 62 años, se remonta a 2016 y se resolvió al año siguiente. Pero el diario Miami Herald emprendió entonces acciones legales para acceder al expediente e investigar la red Epstein.
Detalles inquietantes
Algunos de estos archivos judiciales llegaron a la prensa en 2019, lo que motivó a Epstein a intentar cortarse las arterias del cuello y después ahorcarse para evitar el juicio por cargos de tráfico sexual. Maxwell y Epstein fueron pareja a principios de los años 90 antes de convertirse en colaboradores y cómplices profesionales de delitos sexuales durante casi tres décadas.
El ejecutivo de finanzas tenía participaciones en la startup israelí Reporty Homeland Security -luego rebautizada Carbyne- entre otras compañías D.B. Zwirn Special Opportunities, la del rubro subprime Liquid Funding Ltd, la que llevaba su nombre y también en la inversora Bearn Stearns, quebrada en 2008. Pero desde fines de los 90 se inclinó por la oferta de sexo a niñas, el registro audiovisual de esta perversión y el ulterior chantaje a personalidades convidadas.
Esta práctica, según la policía estadounidense, era común en las mansiones Epstein situadas en Islas Vírgenes, pero también en  la de Nueva York y en la de Palm Beach. Al respecto, el testimonio de la ex empleada del magnate María Farmer fue revelador. En su narración señaló que fue el propio Epstein quien le mostró una sala de la mansión neoyorkina en la que había personas monitoreando las cámaras estenopeicas en toda la casa. El acceso a esta sala destinada a joder al prójimo era a través de una puerta oculta.
La mecha del escándalo se encendió en 2005, tras que una señora denunciase a la policía de Palm Beach que una adolescente había llevado a su hijastra de 14 años a la mansión de Epstein. En teoría, allí le pagaron $ 300 para desnudar y masajear a Epstein. Según parece, la piba se había desvestido, pero abandonó el encuentro en ropa interior.
Por lo que la cana de Palm Beach investigó de manera encubierta durante 13 meses a Epstein, incluida una búsqueda en su casa. Durante este extenso procedimiento, el jefe de policía de Palm Beach, Michael Reiter, acusó públicamente al fiscal estatal del condado de Palm Beach, Barry Krischer, de ser demasiado indulgente y pidió ayuda a la Oficina Federal de Investigaciones, es decir, al FBI.
Por ello, el mundo hollywoodense, el de las finanzas y la política norteamericana están que se comen las uñas por las revelaciones que pudiesen salir de las 1.000 páginas con testimonios. Son casi un centenar de relatos efectuados por víctimas de la conducta delictiva de Epstein o bien testigos de tales casos.
Las pesquisas también descubrieron encargues de libros tales como “SM 101: una introducción realista”, “SlaveCraft: hojas de ruta para la servidumbre erótica: principios, habilidades y herramientas” y “Entrenamiento con la señorita Abernathy: un libro de trabajo para esclavos eróticos y sus dueños”. 
El detalle de tales actuaciones formales incluyeron acusaciones tales como de que trillizas de 12 años fueron trasladadas en avión desde Francia para el cumpleaños de Epstein y regresaron al día siguiente después de haber sido abusadas sexualmente por el financista. En los alegatos se especificó también que se reclutaban niñas de Brasil y otros países de América del Sur, igualmente desde países de la ex Unión Soviética y Europa.
Los coletazos de la red Epstein mantienen a gran parte del mundo occidental rogando que este tsunami judicial se aplaque.
NdR, 4 de enero de 2023.