#AcercaDeOjosNegros
M.R.
De paso que está cumpliendo años el director de cine Nikita Mijalkov, unilateralmente consideramos oportuno volver sobre una de las gemas que el artista ruso aportó al cine contemporáneo. Nacido en la capital, Moscú, un 21 de octubre de 1945, el tipo se encargó de dirigir “Ojos Negros”, protagonizada en 1987 por Marcelo Mastroianni y la exquisita Elena Safonova.
En gran parte, el argumento está fundamentado en varios relatos cortos de Anton Chejóv, principalmente en “La dama del perrito”. Desde el bar de un barco, Romano (Mastroianni) hilvanará una retrospectiva de sus años de casado y de sus posteriores años felices ante un contertulio salido como al azar de entre el pasaje del buque.
El personaje que lleva adelante el relato, se remontará hasta sus orígenes en el seno de hogar con familia de pocos recursos, a pesar de lo cual luego consigue graduarse en una casa de altos estudios italiana. Luego contrae matrimonio con una piba y su una cuenta bancaria bastante amplia y una mansión para ser habitada por la nueva pareja. Pero algo no termina de funcionar en la vida de Romano.
Así, medio arrastrando los pies y sin poder desentramar el embole acudirá a una villa de descanso invernal en el centro de Europa. Allí, conocerá a Anna, la mujer de los ojos negros que habla italiano y de quien el hombre queda totalmente enamorado. Por primera vez, posiblemente, en su vida. 
Antes de abandonar el hotel y las piletas de aguas termales, Anna le deja una carta a Romano en la que se despide, pero escrita en ruso. Entonces, Romano decide ir en busca de la mujer hasta los diversos lugares de Moscú y otras ciudades ubicadas en este magnífico país.
A fuerza de impostarse como vendedor de un cristal irrompible, el tano logra ingresar en círculos de alta alcurnia. Hasta que da con Anna en la ciudad de Sysoev, pero la chica de sus delirios está en ese momento casada con un alto funcionario gubernamental. Aunque Romano comprueba que el interés de la muchacha no ha menguado, ya que se desmaya al verlo en el salón.
Tras un breve encuentro furtivo, Anna admite que continúa enloquecida con el apuesto italiano, a punto tal de ofrecerse a tirar al diablo su vínculo actual e irse con el amor que remite a aquella villa europea. De manera tal que ambos pergeñan el plancito por el que él volverá a Italia, se divorciará y volverá a Rusia a buscarla.  Pero los sueños no son tan sencillos de plasmarse en la realidad.
Al volver a su país, Romano se notifica que su esposa legal ha caído en bancarrota, junto con su hasta entonces adinerada familia. Entonces, le entra a tallar el remordimiento, el sentido del deber y el arraigo, con lo que en gran medida terminan por retenerlo hasta que lo de Anna pasa a ser sólo un recuerdo. 
Una vez completado el racconto de esos 8 años intensos, Romano cede el micrófono y Pavel, su interlocutor, le cuenta una historia de vida diametralmente opuesta. Con lo que el pasajero ruso le relata su casorio con una mujer, quien venìa de desgracia en desgracia hasta que finalmente acepta su oferta amorosa. Y de tal manera, con esta dinámica ya llevan siete años de casados.
Tras fatigar la negativa de su destinataria, Pavel logró la respuesta tan ansiada, de parte de la mujer que amaba pero sabiéndose con poca facha, tímido y algo ascendido en años, quizás no confiaba plenamente en cantar bingo. Y es justamente este viaje en el vapor el regalo del matrimonio por su aniversario.
Una señal del hombre ruso le indica que su esposa es la que toma sol en cubierta. Hasta que Romano responde a esta indicación de Pavel y avista un perfil conocido para sus recuerdos.
Mijalkov dirigió esta auténtica gema audiovisual con la profunda sabiduría de saber sobre lo que hablaba, dados sus orígenes en una familia bastante favorecida en lo financiero como en el aspecto cultural. Muchos artistas en su núcleo familiar y en sus antepasados. Nikita fue el que más alto ha brillado y hoy cumple 78 años. 
NdR, 21 de octubre de 2023.