#Estadodejodaparlamentaria
(*) Aclaración al final.
Dado el consenso entre los salteños que el estado de realización se alcanzará con la producción de litio, nuestros buenos representantes debieran legislar sobre la felicidad. No cualquier manifestación de alegría, sino aquellas exclamaciones como de éxtasis, muchas veces molestas para terceros que no alcanzan a decodificar cómo algún prójimo puede zafarse de esa manera, frente a una determinada situación.
Se sabe entre los más avisados, aquello de una sociedad organizada en la que “los derechos tuyos terminan donde empiezan los derechos de los demás”. Por lo cual se convierte en algo absolutamente lógico regular la felicidad, ya sea a través de una simple ley (como la que ya está vigente sobre las protestas) o también con la creación de un Ente Regulador ocupado en esta materia.
Es necesario que nuestros parlamentarios se aboquen al estudio y pronta sanción de una norma que estipule acerca de la oportunidad, enunciación y veracidad de la alegría. No sea cosa que por uno ser de Juventud Antoniana tenga que bancarse festejos zafados de hinchas de Central Norte, tras lograr algún triunfo luego de un clásico salteño o bien si alguien fuese radical soportar bailoteos y serpentinas rojiblancas (si estos partidos aún existen), después de un resultado electoral victorioso.
En dicho texto, deberán estar contemplados ese tipo de casos que no siendo punibles, de todas maneras hay que soportarlos. Ejemplificamos a partir de aquellas extralimitadas onomatopeyas interpuestas, de manera apócrifa, referidas a bocadillos de la gastronomía telúrica y/o vinificados que no son la maravilla.
A coro diremos: “No señores: la libertad no debe entenderse como libertinaje!”. Habrá que saber cuántos pares son tres bocinazos. Para evitar estos excesos, de acá en adelante deberá intervenir el Ente Regulador de la Felicidad, definiendo cuáles conductas no se ajustan a la norma. 
Hasta tanto sea sancionado el mencionado plexo normativo, incluso, deberían suspenderse hasta 2024 cualquier conducta de jolgorio que represente riesgo de malestar anímico, físico o psicológico para terceras personas. Una vez iniciada la producción del oro blanco en la región andina, posiblemente nadie se acuerde de cometer tales inconductas que tal vez se conviertan en algo innecesario. Si, al fin y al cabo, hemos venido regulando la bronca y las marchas con vituperios por la situación socioeconómica. Y nada pasó. 
Y si para ello debiéramos decirle basta al centralismo, habremos de hacerlo! A los salteños nadie va a quitarnos la potestad de legislar diferente.
(*) Se recuerda a nuestros lectores que esta es la sección satírica.
NdR, 11 de junio de 2023.