Lo raro que sucedió con Syd

- F11 DEL ARCÓN

Lo raro que sucedió con Syd
Lo raro que sucedió con Syd

La estrella que no fue con Pink Floyd y sirvió de inspiración para los álbumes más introspectivos, como también oscuros, del grupo británico. El primer violero, cantante y compositor del proverbial grupo de rock psicodélico. Los motivos por los que Syd Barrett tuvo rancho aparte de sus ex compañeros de banda.

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De la historia circundante a la banda Pink Floyd, lo que para muchos fue algo de lo más curioso fue la desaparición de Syd Barrett. El músico había sido quien sugirió el nombre del grupo y en los primeros años le dio una suerte de dirección musical, hasta su alejamiento recomendado por familiares debido a su propensión al uso de la droga LSD. 

De modo que la inclusión de un nuevo miembro recayó en David Gilmour, quien a mediados de los 60 le había enseñado a Barrett a tocar algunos acordes con la guitarra. Solamente cinco actuaciones fueron las que compartieron los Floyd con Barrett y Gilmour en la formación, antes que la familia del primero decidiera alejarlo del ambiente musical. 

En cuanto a las visitas, luego de colaborar en la grabación en sus primeros discos como solista Gilmour, Roger Waters y Rick Wright recogieron la recomendación de los familiares de evitar todo contacto. “Su familia había dicho que sería mejor que la gente no lo hiciera. Pero no hubiera pensado que eso se aplicaría a mí. Así que lamento no haber sido más optimista al respecto”, relató Gilmour en 2007 en una entrevista con la revista The Word. 

Ambos habían compartido muchos momentos en la adolescencia como alumnos de Cambridge High School, a la que también concurría Waters. Por lo cual Gilmour pensó que “teníamos muchos recuerdos que no tenían nada que ver con Floyd. Algo de eso podría haberlo animado”, en sus años más zarandeados. 

En julio de 2006, cuando el cuñado de Barrett lo llamó para informarle la mala nueva –el fallecimiento del músico- el guitarrista se entristeció al considerar aquel final como “un desperdicio trágico”, sumado a “un gran arrepentimiento por no haber ido a verlo en todos esos años”, pese a la reticencia de los familiares. En paralelo, reconoció que el resto de los Pink Floyd y el mismo estuvieron como “de duelo por él durante más de 30 años”.

En los 70 fue como si aquel antiguo compañero y camarada de la década anterior se hubiese transformado en un extraño, como cuando un hombre rapado y con las cejas depiladas se presentó en el estudio de grabación del disco “Wish you were here”, en 1975. La cuestión “era que el Syd que yo conocía no había existido por mucho tiempo”, reseñó Gilmour, con cierta melancolía. 

A comienzos de los 60 “era alguien que la gente señalaba en la calle. Y tenía carisma,  y magnetismo, era divertido. Ingenioso, nada se le escapaba estaba al tanto de todo. Era bastante bien ilustrado, una galleta muy afilada”, dijo hace unos años Gilmour a revista Mojo. En sus tiempos en Cambridge, “solíamos reunirnos en la escuela de arte la mayoría de las horas del almuerzo y tocar Bo Diddley y ´Come On´ de The Rolling Stones”.

De hecho, con mucha paciencia, Gilmour y Waters habían participado en los dos primeros discos solistas que editó Barrett con la compañía EMI. En el segundo, titulado con el apellido de Syd, también se sumó el tecladista Rick Wright. Sendas colaboraciones no fueron las que mejores recuerdos les dejó a los Floyd, quienes apenas reconocieron un par de rasgos del antiguo chispazo emanado por su ex compañero.   

NdR, 23 de noviembre de 2022. 


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