La verborragia oficialista se refugió en la posibilidad que la realidad le imponga consentir un repliegue y luego se verá. Es lo que se desprende del discurso presidencial ofrecido en el reducto bursátil rosarino, pero no la única señal en tal sentido. Mientras hierve el escándalo por coimas y la inquietud en el sector financiero que duda de la estabilidad del programa económico.