La contundencia con la que dimitió al CONICET Manuel García Solá estremeció a la cresta científica, también al mundo de la política. En medio de la luna de miel con los mercados financieros, esta renuncia se dio junto con una advertencia grave. La que apuntó contra la persecución ideológica en el organismo encargado de fomentar el conocimiento y las investigaciones aplicadas.