El boletazo porteño le meterá un empellón a este incremento en su versión salteña, en medio de una situación social lacerante. En un efecto dominó donde los empresarios del sector silban para un costado, entre plegarias que nadie ose escudriñar su contabilidad. Si bien la receta para afrontar el servicio parece descansar, una vez más, en el bolsillo del vecindario y las arcas estatales.