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La remontada democrática constituye un hecho palpable en las calles de Brasil, luego de la asonada golpista del último fin de semana y la réplica de la dirigencia política para sofocarla. En este último grupo se inscribe la solicitud de extradición de Jair Bolsonaro, presentado por la diputada brasileña del Partido de los Trabajadores, Erika Hilton, girada al gobierno estadounidense (el ex mandatario se encuentra internado en este país por dolores abdominales).
Este pedido contra el ex Presidente de Brasil ya se encuentra en manos del ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, basado en las tomas del Palacio del Planalto, del Supremo Tribunal y del Congreso de Brasil llevadas a cabo el domingo por miles de partidarios bolsonaristas.
Allí, Hilton resumió que los primeros hechos de violencia política se realizaron en Brasilia el pasado 12 de diciembre, cuando los seguidores de Bolsonaro incendiaron autos y colectivos pidiendo por la suspensión del acto de asunción de Lula Da Silva, luego de  recibir el diploma de presidente electo. A lo que luego la parlamentaria le adicionó lo sucedido el domingo pasado, en la fundamentación del “pedido de extradición de Jair Mesias Bolsonaro”.
Antes de la entrega de atributos presidenciales, Bolsonaro viajó a Estados Unidos, con lo cual tácitamente alentó a los grupos ultra que clamaban por la supuesta ilegitimidad del ahora flamante presidente brasileño –Lula Da Silva- y halló guarida, ante eventuales causas judiciales que pudiesen tenerlo como imputado.
Aunque la violencia desatada el domingo en la capital carioca y los consecuentes repudios pusieron al exmandatario derechista en el ojo de la tormenta. A tal punto que desde el propio sector de los demócratas estadounidenses se formularon pedidos de expulsión hacia Bolsonaro.
Una de la primeras en formular tal reclamo fue Alexandria Ocasio Cortez, quien subrayó que “Estados Unidos debe dejar de conceder refugio a Bolsonaro en Florida”, publicó el pasado domingo en Twitter. En esa línea, desde la propia trinchera de Joe Biden empezaron a marcar distancia y hacerle sentir el rigor de la incomodidad de albergar al expresidente de Brasil.
“Bolsonaro no debería estar en Florida”, dijo, por su parte, el congresista demócrata Joaquín Castro a CNN. “Estados Unidos no debería ser un refugio para este autoritario que ha inspirado el terrorismo doméstico en Brasil. Debería ser enviado de vuelta a Brasil”, sentenció.
Este martes, la jornada política pondrá a prueba a Biden para intentar sacar del medio esta cuestión que constituye un obstáculo para su administración. Mientras, el exmandatario carioca puede quedar afectado por cuestiones administrativas, que lo llevarían ante la justicia de su país para dar explicaciones y ser juzgado.
NdR, 10 de enero de 2023.