Objeciones a un planteo “milagroso”

- ASUNTOS DE FONDO

Objeciones a un planteo “milagroso”
Objeciones a un planteo “milagroso”

Las resoluciones simples a problemas de alta complejidad brotan en cada coyuntura de crisis. Tal parece ser el caso de un artefacto presentado como una suerte de milagro energético, tendiente a convertir basura en fuente para poner en movimiento herramientas útiles en la vida cotidiana. Aquí van las dudas acerca de un promocionado “descubrimiento” ideado desde el norte salteño.

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F.P.

Las gruesas dudas no tardaron en llegar en torno a una de esas soluciones mágicas que suelen aparecer durante las etapas de crisis y en el caso que nos ocupa sobre el anuncio de convertir basura en energía. Hasta NdR nos arrimaron concienzudos fundamentos críticos sobre tal anuncio milagroso, del cual se antepuso un número de Clave Bancaria Uniforme, antes que argumentos científicos que lo avalen.

Para el consultor ambiental Juan Carlos Ghioldi, asesor de varias empresas especializadas en residuos en el continente europeo, más que una aplicación de la química o de la biología, la máquina salteña de conversión de deshechos en energía remite más a una disciplina en particular: la ciencia ficción. Mientras que para el doctor en Química e investigador del CONICET Manuel Alejo Pérez, la pretendida novedad no es más que quimera.

Desde los mitos de la piedra filosofal capaz de convertir cualquier mineral (por ejemplo, el plomo) en oro, o bien la fuente de juventud eterna, parecen ponerse a la par de este “descubrimiento” provisto desde el norte provincial. Según Ghioldi, “ninguna máquina puede transformar todo tipo de residuos en nafta, querosene, gas, diesel, parafinas, o carbón vegetal”, mientras que encuadra como directamente “IMPOSIBLE QUE GENERE HIDRÓGENO”.  

En tanto, Pérez señala algunas imprecisiones que motorizan cierto escepticismo sobre la viabilidad de este mismo instrumento o artefacto. Y cabe pensar si esta última denominación no se ajustaría mejor al caso planteado desde la región norte de Salta, ya que ella alude a una construcción algo desligada de una finalidad específica en cuanto a su uso.  

Siguiendo lo planteado por el investigador del CONICET, se plantean huecos en la fundamentación del proyecto en términos del insumo/residuo y lo hipotéticamente producido al final del proceso. Otro razonamiento adicional en relación a los niveles de eficiencia en la concreción del combustible, junto con la posible pérdida de “sustentabilidad” al intentar su producción con hidrógeno. 

Otros cabos sueltos

Respecto a la traslación de kilos de basura a litros, no queda claro cómo se realizaría tal procedimiento. Según Pérez aún “suponiendo buena fe (…) este balance se hace entre basura y producto (“¿?” = combustible producido)”. Pero sucede que “´basura, ´producto´ o incluso ¨combustible´ son términos indefinidos como para hacer un balance”.

En tanto, en referencia al método de “crackeo térmico´”, el investigador aclara que “es un proceso conocido y usado en la industria petroquímica pero no es gratis”. Este, en efecto, “consume energía pues debe realizarse a 500-1600 °C, por lo cual el costo de la energía empleada se debe sumar al costo total de producción de las substancias indefinidas obtenidas (“¿?”)”. De manera tal que “la eficiencia del proceso novedoso solo puede determinarse si se define precisamente qué substancias se producen y el coste de producción, pues sólo en estas condiciones se podría comparar con procesos similares”.

En relación a la posibilidad de obtener hidrógeno, Pérez distingue que resulta “bien objetable que sea de ´manera sustentable’”. Ello, en función que “cuando se dice que el hidrógeno se obtiene de ´basura/desechos´ puede parecer ´sustentable´ pero esta adjetivación naufraga inevitablemente cuando se toma en cuenta el costo de la energía necesaria para para producir este hidrógeno… adicionalmente, se debe considerar de donde se obtiene esta energía, pues si proviene de la combustión de carbón, gas u otros combustibles entonces tampoco resulta tan  ´sustentable´”. 

En líneas generales, “las producciones sustentables son impulsadas por energía solar o algún otro tipo de energía obtenida de su transformación... Por caso resulta pertinente citar el proyecto de ´hidrógeno verde´ en el que se usa energía solar/eólica para llevar a cabo la electrólisis de agua (un proceso mucho más eficiente que el crackeo térmico) y obtener hidrógeno”. Si se asumiera esta producción de hidrógeno en términos de analogía  “la distancia que separa los procesos de ´crackeo térmico´ del de la ´electrólisis del agua´ es la misma que separa el refinamiento de un hacha de la edad de piedra de una espada katana japonesa”.

Por su parte, Ghioldi lanzó un interrogante respecto a la máquina de 3 metros por dos, como también en relación a “cuantos litros de combustible podrías producir en la cocina de tu casa”? A la par queda  por develar “de qué manera podrías construir un horno de pirólisis catalítica que debería llegar de 800 a 1000 grados de temperatura”?

Y aunque esto fuese una concreción, el consultor se preguntó “cuanta energía necesitarías para llevar un horno a 900 grados? Suponiendo que pudieras lograrlo, que obtendrías? Un combustible líquido”? Mientras que en igual nebulosa, quedaría por resolver nada menos que el proceso para la refinación del combustible. En cuyo caso, concluyó Ghioldi que “definitivamente te digo que aunque tu cocina fuera de 10 metros x 10 metros, no alcanzarías el objetivo”.

Otro apartado del especialista antes mencionado fue el de una supuesta “célula para instalar en automóviles” que serían impulsados con hidrógeno. “Eso se vendió en Europa hace años y resultó un cuento del tío”, advirtió Ghioldi. Aunque sin dejar su CBU, como tampoco hizo el investigador del CONICET consultado para este informe.   

NdR, 12 de abril de 2022. 


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