El tendal postrado a los pies de Hilda

- DEL JET & AL SET

El tendal postrado a los pies de Hilda
El tendal postrado a los pies de Hilda

La década del 40 tuvo como protagonista en las noches mexicanas a Hilda Krüger, espía al servicio del III Reich. Una ex actriz de singular belleza y no menor talento para calentar orejas entre la dirigencia de América del norte. De lo cual se sirvió el régimen alemán de entonces y en las próximas líneas sintetizamos.

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Una rubia fashion, hábil para los contactos pseudodiplomáticos y con panorama estratégico supo desatar tempestades, allá por fines de los 30 y en los años 40 del siglo XX. Algo de esto es lo que sirve de presentación a Hilda Krüger quien desde México, ofició de enlace entre América y la Alemania nazi. 

La lista de romances que se le atribuyen a la blonda teutona son interminables, muchos de ellos tal vez aventados desde una perspectiva algo machófila. Lo concreto es que las fantasías que desataba su belleza física conformaron un ida y vuelta del que Hilda consiguió sacar ventaja descomunal para los intereses que representaba.  

La apostura que naturalmente heredó de sus ancestros le permitió a Krüger hacer pie en Hollywood para luego reinstalarse en suelo azteca. Mientras que las instrucciones provistas desde el cuerpo diplomático del III Reich le dieron lineamientos para el tendido de puentes, en sintonía con los intereses estratégicos hitlerianos, muy cerca de Estados Unidos.

En una reciente monografía que esta semana vio la luz en la agencia Sputnik News, el colega Eduardo Bautista concluyó que la impresión que Mexico tuvo un rol neutral en la Segunda Guerra Mundial no es de lo más exacta. Por el contrario, señaló que “sin el apoyo de altos funcionarios mexicanos -como el expresidente Miguel Alemán-, el régimen nazi quizá no habría fabricado tantas bombas”. En gran medida, gracias al trabajo de Hilda Krüger.

La actriz-espía alemana, tras su paso por Hollywood abultó su agenda con teléfonos, direcciones y otras observaciones que consignó en una libreta. En ella, incluyó datos sobre dirigentes políticos, empresarios, plenipotenciarios, militares y otras figuras del jet set, entre las que figuraban el actor Mario Moreno (Cantinflas) y el torero Manolete. Casi en orden alfabético, cada uno de estos protagonistas de tertulias del poder cayó rendido ante los cabellos dorados, los ojos azules y la amabilidad de Hilda.

Esta labor hizo posible eludir el bloqueo al régimen alemán, dispuesto de hecho a partir de 1939, mediante un trazado logístico clandestino. Una serie de acciones que posibilitaron el contrabando de petróleo, mercurio y tungsteno [NdR: utilizados en la fabricación de explosivos y blindaje de vehículos bélicos] desde México hacia Alemania, pasando por Panamá.

Estos datos fueron los que certificaron los archivos oficiales del gobierno mexicano, como igualmente el FBI y el Departamento de Estado norteamericano. Resultan indicativos, no tanto de la presencia de Hilda Krüger en cócteles, brindis y festicholas organizadas por la elite de esta región de América: más bien atestiguan el para qué iba y estaba presente en dichos eventos.  

Lo concreto es que estos desplazamientos en la cúspide posibilitaron, por lo bajo, el armado de una célula guerrillera que operaba desde Monterrey, al mando del empresario Guido Moebius. Este grupo integrado por “ciudadanos alemanes, otros italianos, menos japoneses y una gran cantidad de mexicanos (…) se entrenaron paramilitarmente en la meseta Chipinque y después cruzaron la frontera a través de Texas para realizar actividades de sabotaje contra oleoductos, industria y petroquímicas”, asegura el historiador Juan Alberto Cedillo.

En su opúsculo “Hilda Krüger: vida y obra de una espía nazi en Mexico”, Cedillo le asignó contactos íntimos con dirigentes políticos de su país. Entre ellos, Miguel Aleman, quien ejercería la presidencia de este país entre 1941 y 1951 o el militar Bolívar Sierra, figura estratégica en el contrabando de insumos rumbo a la Alemania nazi.

En la lista, el historiador también incluyó al actor que encarnó a Cantinflas y conjeturó otro tanto en relación al tauromaquista Manolete. Lo cierto es que la habilidad y belleza de Krüger consiguió la proeza de “unir a todos”, en aquella época. Lo que en sí mismo no es ni bueno ni malo, sino que siempre depende del contexto en que se analiza esta línea de acción. 

NdR, 20 de enero de 2022. 

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